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Wednesday, November 27, 2013

Soneto de amor LXV

Si ni la piedra, el bronce, el mar, la tierra,
se libran de la triste destrucción,
¿cómo ha de hacerle frente la belleza,
que apenas tiene el brío de una flor?
¿Y qué opondrá el aliento veraniego
al despiadado embate de los días,
si el Tiempo tumba pórticos de hierro
y ni la roca aguanta su embestida?
¡Cruel desazón! Pues, ¿quién podrá evitar
que el Tiempo encofre su mejor alhaja?
¿Qué mano detendrá su pie fugaz.
librando a la belleza de su azada?
No salvará a mi amor sino un milagro:
que impreso en tinta negra brille tanto.

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