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Monday, November 25, 2013

Soneto de amor LVI

Reponte, dulce amor, que no se diga
que no eres tan punzante como el hambre,
que pese a que se sacia cada día,
despunta al día siguiente igual de grande.
Por eso, amor, aunque hoy tus ojos queden
ahitos de comer hasta el agobio,
mañana vuelve a abrirlos si no quieres
matar de tedio el hálito amoroso.
Hagamos de esta triste ausencia un mar
que parte en dos la costa donde a diario
acuden las dos partes a esperar
la vuelta del amor revificado:
Así el invierno y su rigor consiguen
hacer que ansiemos el verano el triple.

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