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Wednesday, February 25, 2015

Soneto de amor CIX (109)

No me digas jamás que he sido esquivo, 
Que la ausencia mi ardor ha mitigado: 
De mí mismo jamás podría apartarme 
Ni de mi alma, que guardas en tu pecho, 
Mi morada de amor: aunque me vaya 
Siempre vuelvo a él cual peregrino, 
A Tiempo y no cambiado por el Tiempo, 
Y mis faltas conmigo mismo excuso. 
No creas nunca, aun si me dominan 
Impulsos de los débiles sentidos, 
Que podría trocar por algo indigno 
Tu suma de virtudes venturosas. 
Pues del vasto universo nada importa 
Salvo tú, rosa mía, que eres todo.  

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