¡Qué dulce y adorable es tu perfidia
que, como un chancro en la fragante rosa,
correo tu buen nombre y lo mancilla!
¡En qué dulzura envuelves la deshonra!
La lengua que relata tus andanzas
y abunda en la lascivia de tus lances
quisiera difamarte mas te enlaza;
nombrarte limpia el acta más infame.
¡Y qué mansión habitan esos vicios
al escogerte a ti como vivienda,
cuya belleza vela lo nocivo
y toma bella toda la impureza!
Cuidado, corazón, con los antojos,
que mellan el cuchillo más filoso.
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