Que infligen tus perfidias a mi alma;
Hiérame tu lengua, no tus ojos,
A la fuerza recurre, no a tus artes.
Di que amas a otro, más aparta
Los ojos cuando estés en mi presencia;
No es preciso herirme con astucias
Si basta tu poder para aplastarme.
Así te excusaré: mi amada sabe
Que sus bellas miradas son hostiles
Y desvía de mí a mis enemigos
Para ponerme a salvo del estrago;
Mas no lo hagas; ya que estoy muriendo
Que tus ojos
acorten mi agonía.
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