El dios
pequeño, habiéndose dormido,
Al
costado dejó su tea ardiente.
Acercáronse
ninfas sigilosas:
De las
castas doncellas la más rubia
A la mano
del dios quitó la llama
Que
legiones de almas ha inflamado,
Y quien
es general de las pasiones
Desarmado
quedó por mano virgen.
La tea
fue empapada en fresca fuente
Que ardió
de amor con un calor perpetuo,
Convirtiéndose
en baño saludable
Para
hombres dolidos. Afán van:
Fui allí en busca de cura y hallé sólo
Hirvientes aguas que el amor no enfrían.
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