En mí tú ves esa época del año
en que las ramas trémulas, desnudas,
no albergan coros de aves con sus cantos
sino tres hojas secas, dos, ninguna.
En mí ves el crepúsculo del día
que, cuando el sol se apaga en el poniente,
se suma en el descanso a que lo invita
la negra noche, hermana de la muerte.
Y ves que aún arde un poco de ese fuego
en las cenizas del pasado, lumbre
que acabará espirando en ese lecho
pues lo que la avivaba la consume.
Que entiendas esto es lo que te dará
la fuerza para amar lo que se va.
en que las ramas trémulas, desnudas,
no albergan coros de aves con sus cantos
sino tres hojas secas, dos, ninguna.
En mí ves el crepúsculo del día
que, cuando el sol se apaga en el poniente,
se suma en el descanso a que lo invita
la negra noche, hermana de la muerte.
Y ves que aún arde un poco de ese fuego
en las cenizas del pasado, lumbre
que acabará espirando en ese lecho
pues lo que la avivaba la consume.
Que entiendas esto es lo que te dará
la fuerza para amar lo que se va.
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