1.
Alardee
quien tiene buena estrella
De honores y de títulos pomposos;
A mí Fortuna me impidió esos triunfos
Mas me ha brindado dicha en lo que honro.
Caléndulas al sol, los favoritos
Del príncipe exhiben rubias hojas
Sepultando en sí mismos todo orgullo,
Pues basta un guiño para fulminarlos.
Al guerrero famoso por su enjundia,
Derrotado después de mil victorias,
Del libro del honor lo borran pronto
Y con él se olvidan todas sus proezas.
Feliz soy en amar y ser amado
Donde no soy mudado ni mudable.
De honores y de títulos pomposos;
A mí Fortuna me impidió esos triunfos
Mas me ha brindado dicha en lo que honro.
Caléndulas al sol, los favoritos
Del príncipe exhiben rubias hojas
Sepultando en sí mismos todo orgullo,
Pues basta un guiño para fulminarlos.
Al guerrero famoso por su enjundia,
Derrotado después de mil victorias,
Del libro del honor lo borran pronto
Y con él se olvidan todas sus proezas.
Feliz soy en amar y ser amado
Donde no soy mudado ni mudable.
2.
Que
los favorecidos por los astros
de honores y de títulos se ufanen;
yo, que la suerte priva de esos triunfos,
hallo mi dicha en lo que más venero.
Los favoritos de los grandes príncipes
abren al sol sus hojas cual caléndulas,
y su orgullo sepultan en sí mismos
pues los abate un ceño que se frunce.
El célebre guerrero laborioso,
derrocado una vez tras mil victorias,
es del libro de honores suprimido
y de su gesta lo demás se olvida.
Feliz de mí, que amando soy amado,
y ni cambiar ni ser cambiado puedo.
de honores y de títulos se ufanen;
yo, que la suerte priva de esos triunfos,
hallo mi dicha en lo que más venero.
Los favoritos de los grandes príncipes
abren al sol sus hojas cual caléndulas,
y su orgullo sepultan en sí mismos
pues los abate un ceño que se frunce.
El célebre guerrero laborioso,
derrocado una vez tras mil victorias,
es del libro de honores suprimido
y de su gesta lo demás se olvida.
Feliz de mí, que amando soy amado,
y ni cambiar ni ser cambiado puedo.
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