¿Por qué tu pabellón sustentaría,
Lo exterior celebrando externamente,
O echaría cimientos sempiternos
Que serán pronto ruinas y despojos?
¿No he visto a quienes aman la apariencia
Perderlo todo y más despilfarrando
Por gustar de sabores azarosos
En ávidas miradas consumidos?
Prefiero que en el pecho me recibas
Y aceptes mi oblación, si humilde franca,
Harina pura y sin más artificios
Que un recíproco don, la entrega mutua.
¡Fuera, intrigante! Cuanto más acuses
A un alma leal, menos la dañas.
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